domingo, 29 de septiembre de 2013

Lectura: eje vertebrador de la competencia lectora

  • Lectura: eje vertebrador de la competencia lectora

    La formación de los escolares en materia de lengua acostumbra a organizarse en los siguientes bloques: lectura y comprensión, gramática, ortografía y expresión escrita. En ocasiones se complementa con vocabulario y literatura, aunque esta última tiene escasa presencia en la educación primaria y la justa en secundaria.

    Generalmente, los libros de texto siguen esta misma estructura, empezando por la lectura de un texto, seguida de ejercicios de comprensión del mismo. A continuación gramática, un nuevo tipo de palabra y ejercicios. Después la ortografía que introduce una norma ortográfica y plantea más ejercicios de aplicación. Y, finalmente, un par de páginas dedicadas a la expresión escrita. Los centros educativos que prefieren trabajar con materiales propios, por lo general, tienden a replicar esta misma estructura, influenciados por la educación que en su día recibieron esos maestros y por la organización clásica de las clases de lengua.

    Sin embargo, la competencia lingüística requiere simple y esencialmente una buena capacidad para comunicarse. Un alumno con una buena competencia lingüística es capaz de comunicarse con un buen nivel de expresión oral y escrita y es capaz de leer y comprender textos de distinta tipología, todo ello con un uso adecuado de la lengua desde el punto de vista normativo y estructural. Este enunciado conlleva algunas preguntas: ¿Realmente recordamos las normas ortográficas que en su día memorizamos? ¿De verdad desarrollamos la comprensión lectora con una lectura de dos páginas al principio del tema? ¿Podemos enseñar a escribir a partir de las actividades que planteamos? Está claro que el trabajo que se realiza en los centros educativos es productivo, pero, a su vez, se puede mejorar si damos más protagonismo a la lectura.

    La lectura es el eje vertebrador de la competencia lingüística. Leyendo asimilamos mucha más información de la que comunica el texto. La lectura nos ayuda a fijar mediante la memoria visual la ortografía. Los adultos mientras escribimos no vamos recordando las normas ortográficas, sino que nos guiamos por el recuerdo de como se escribe esa palabra. Leyendo hacemos nuestras muchas de las estructuras y expresiones de quién ha escrito el texto, aplicándolas en nuestra expresión oral y escrita. ¿A caso no es verdad que los escritores, antes de serlo, han leído mucho? Leyendo, mejoramos la comprensión lectora, especialmente si accedemos a textos de distinta tipología y nivel. Leyendo enriquecemos nuestro vocabulario y consolidamos el que ya tenemos. Leyendo nos acercamos a la cultura, sobretodo si consumimos buena literatura.

    ¿No os habéis fijado que aquellos alumnos que leen mucho tienen una destacada competencia lingüística?
    Lectura: eje vertebrador de la competencia lectora

La formación de los escolares en materia de lengua acostumbra a organizarse en los siguientes bloques: lectura y comprensión, gramática, ortografía y expresión escrita. En ocasiones se complementa con vocabulario y literatura, aunque esta última tiene escasa presencia en la educación primaria y la justa en secundaria.

Generalmente, los libros de texto siguen esta misma estructura, empezando por la lectura de un texto, seguida de ejercicios de comprensión del mismo. A continuación gramática, un nuevo tipo de palabra y ejercicios. Después la ortografía que introduce una norma ortográfica y plantea más ejercicios de aplicación. Y, finalmente, un par de páginas dedicadas a la expresión escrita. Los centros educativos que prefieren trabajar con materiales propios, por lo general, tienden a replicar esta misma estructura, influenciados por la educación que en su día recibieron esos maestros y por la organización clásica de las clases de lengua.

Sin embargo, la competencia lingüística requiere simple y esencialmente una buena capacidad para comunicarse. Un alumno con una buena competencia lingüística es capaz de comunicarse con un buen nivel de expresión oral y escrita y es capaz de leer y comprender textos de distinta tipología, todo ello con un uso adecuado de la lengua desde el punto de vista normativo y estructural. Este enunciado conlleva algunas preguntas: ¿Realmente recordamos las normas ortográficas que en su día memorizamos? ¿De verdad desarrollamos la comprensión lectora con una lectura de dos páginas al principio del tema? ¿Podemos enseñar a escribir a partir de las actividades que planteamos? Está claro que el trabajo que se realiza en los centros educativos es productivo, pero, a su vez, se puede mejorar si damos más protagonismo a la lectura.

La lectura es el eje vertebrador de la competencia lingüística. Leyendo asimilamos mucha más información de la que comunica el texto. La lectura nos ayuda a fijar mediante la memoria visual la ortografía. Los adultos mientras escribimos no vamos recordando las normas ortográficas, sino que nos guiamos por el recuerdo de como se escribe esa palabra. Leyendo hacemos nuestras muchas de las estructuras y expresiones de quién ha escrito el texto, aplicándolas en nuestra expresión oral y escrita. ¿A caso no es verdad que los escritores, antes de serlo, han leído mucho? Leyendo, mejoramos la comprensión lectora, especialmente si accedemos a textos de distinta tipología y nivel. Leyendo enriquecemos nuestro vocabulario y consolidamos el que ya tenemos. Leyendo nos acercamos a la cultura, sobretodo si consumimos buena literatura.

¿No os habéis fijado que aquellos alumnos que leen mucho tienen una destacada competencia lingüística?

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